miércoles, 2 de septiembre de 2015

CULTURA PARACAS


Fue descubierta en 1925 por el arqueólogo Peruano JULIO C. TELLO.
Ubicación:
Los restos arqueológicos se localizan en la península de Paracas, a 18 Km. Al sur de Pisco (Ica).
Cerámica:
Se caracterizo por la presencia de recipientes esféricos, de dos picos, unidos por un asa puente. En decoración consiste en figuras incisos con áreas pintadas, el color preferido amarillo, verde, rojo y negro.
Textileria:
Su decoración policromada y deversida de elementos utilizados en su confección.
Cirugía:
Fueron admirable cirujanos, realizaban trepanaciones craneanas operaban del cerebro utilizaron varios instrumentos hecho de champi entre ellos destacaron el Tumi, bisturí y las pinzas.

Yacimientos paracas

  • Chincha: Bodegas, Lurín, Chincha.
  • Pisco: Cerro Colorado, Disco Verde, Cabeza Larga, Chongos, Tambo Colorado.
  • Ica: Teojate, Huamaní, Ocucaje, Callango (Ánimas Altas y Ánimas Bajas), Chiquerillos, Ullujalla, Tomaluz.
  • Palpa: Mollaque, Chichictara.
  • Nasca: Soisongo, Atarco, Trancas, Cahuachi.


División según Tello

Paracas Cavernas (700 a. C. - 500 a. C.)

Según Tello, es el periodo más antiguo, vinculado a la influencia chavín, especialmente en la cerámica. De acuerdo a los hallazgos realizados en Cerro Colorado, las tumbas paracas de este periodo fueron cavadas subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momias enfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a las condiciones climáticas del desierto. Muchos de los cadáveres muestran prácticas de trepanaciones craneanas.
Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y formas geométricas.

Paracas Necrópolis (500 a. C. - 200 d. C.)


Cráneo deformado expuesto en el Museo Regional de Ica.
El periodo de Paracas-Necrópolis recibió su nombre por el hecho de que sus cementerios, de forma rectangular, descubiertos en Warikayan, estaban divididos en varios compartimientos o cámaras subterráneas, que a Tello le parecieron una «ciudad de los muertos» (necrópolis). Cada cámara grande supuestamente habría sido propiedad de una específica familia o clan, que enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones.
Las tesis de Tello fueron cuestionadas por otros arqueólogos. En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis, sino un gran centro poblado, en algunas de cuyas edificaciones fueron depositados más de 400 fardos, hecho que hasta ahora no tiene una explicación satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar, que lo relacionaría con la muerte y la regeneración.5 Y en segundo lugar, las manifestaciones culturales de este yacimiento no pertenecen a la cultura paracas propiamente dicha, sino a otra tradición cultural distinta, que ha sido denominada Topará y que se desarrolló en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas como límite sur. Es decir, Warikayan se hallaba precisamente en la frontera de ambas culturas. Es probable que la cultura topará se impusiera bruscamente en la región tras una guerra de conquista. La presencia de armas en muchos fardos funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, serían signos de una época muy violenta.




















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